Un problema que se sostiene hace varias temporadas en Club Deportes Antofagasta es el “9” en banca. Esto porque normalmente se suele recurrir año tras año a jugadores del extranjero con limitadas capacidades que de entrada no es lo que se espera, ni genera expectativas para reemplazar al “titular”. Ejemplos hay muchos. El último caso fue el uruguayo Adrián Balboa, que a pesar de sus ganas no logro afianzarse ni siquiera para ser una opción de pelearle el puesto a Tobías Figueroa. Pero como digo, esta situación es histórica. Se repite temporada a temporada.
Recuerdo los casos de Joel Burgueño, Pablo Soda, Gerson Martínez, Gonzalo Malán, Matías Jadue, Juan Martín Amieva, etc. Cuando esto sucede y se hace una constante, uno se pregunta si es necesario traer a ese “9” de dudosa calidad y no apostar por algún juvenil de la cantera Puma. El análisis nos lleva a pensar quizás en mirar hacia allá, en cultivar una escuela de delanteros que finalmente son los más escasos de encontrar, y a su vez los más caros para contratar siempre cuando abre el libro de pases.
Talento hay pero falta inversión como para que un joven estando en el primer equipo sea una verdadera posibilidad. Hoy los jóvenes que se proyectan en el fútbol profesional de Chile; si podemos ser realistas, la mayoría anhela irse a un club grande de Santiago pero este no siempre es el mejor camino y está demostrado. Quizás hasta sea la peor decisión que pueden tomar. Son carreras normalmente perdidas y pasan por un camino tan o más largo, que muchas veces terminan yendo a préstamo a clubes intrascendentes diluyendo su carrera de forma notoria.
Es aquí donde el club tiene una tarea por delante: afianzar la generación de jugadores que puedan crear una identidad y a su vez ser el trampolín que buscan. Tocará para ello invertir, pero invertir de verdad, no sólo en infraestructura, sino también en alimentación, educación, preparación física; pero por sobre todo en fútbol; con entrenadores capacitados en el área formativa, donde puedan aprender de táctica individual y colectiva, fundamentos del juego, movimientos donde se incluya la realización de giras para tener ese roce que finalmente es el que entrega ese plus competitivo.
¿Difícil? Hoy por hoy una utopía.
Moisés Aracena – @Pumasantiaguino